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El derecho a una educación de calidad en las sociedades iberoamericanas
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Un análisis sobre las desigualdades de origen que se reproducen en los sistemas educativos de Iberoamérica.
Esta investigación revisa los principales avances y situación actual en materia educativa poniendo el foco en los jóvenes y su acceso a los sistemas educativos, progresión en los mismos, retraso escolar, deserción o abandono escolar y la conclusión de los diversos niveles escolares, incluyendo el acceso a educación postsecundaria. En su segunda parte se centra en los resultados que obtienen los estudiantes de 15 años en la prueba PISA 2015, centrada en ciencias. Este examen se realiza con énfasis en la reproducción de las desigualdades de origen al interior del sistema educativo, que afectan tanto la trayectoria educativa de los estudiantes de diversos estratos como sus procesos de aprendizaje.
Desde comienzos de los años noventa, el acceso de la población en edad escolar ha aumentado en todos los niveles educativos, esto ha ocurrido por el aumento de la cobertura escolar y la mayor capacidad de retención de los sistemas educativos. Sin embargo, dichos avances en muchas ocasiones no han ido a la par con la expansión de capacidades institucionales (equipamiento, dotación de profesores, innovaciones curriculares), lo que ha significado que los sistemas escolares no han sido suficientemente efectivos para disminuir los efectos de las desigualdades socioeconómicas familiares, más bien los han tendido a reproducir.
Por otra parte, la evidencia indica que la incorporación de las TIC en las aulas no ha tenido los resultados esperados en los procesos de enseñanza-aprendizaje, así como tampoco en los resultados de aprendizaje.
Lo anterior se debe en gran medida debido a la falta de la incorporación de las TIC en la formación inicial docente y su abordaje, principalmente a través de capacitaciones de carácter remedial. Si duda el profesor sigue siendo la figura central del aprendizaje, pero los cambios esperados como efecto del apoyo de las nuevas tecnologías no son responsabilidad sólo del profesor, sino del sistema educativo completo. Por lo tanto, se deben desarrollar líneas de acción en todos los niveles que garanticen el acceso a la infraestructura y recursos adecuados, y los apoyos técnicos, formativos y organizacionales pertinentes.