Género, vivencias y percepciones sobre la salud
Que la vida de los y las jóvenes se haya visto trastocada significativamente debido a la pandemia ocasionada por el coronavirus ha sido la preocupación principal que ha llevado a la Fundación Mutua Madrileña y a la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) a realizar un estudio, en profundidad, sobre hombres y mujeres entre los 18 y 29 años, residentes en todo el territorio español, llamado «Género, vivencias y percepciones sobre la salud».
Se trata de un informe que recoge con detalle diferentes aspectos de la vida de la juventud, como son las preocupaciones, la convivencia, las relaciones interpersonales, la salud y, muy especialmente, la desigualdad de género.
Según el informe, la conciencia sobre las desigualdades de género en la población joven es mayoritaria, aunque también hay porcentajes significativos que las minimizan o subestiman. Algo más de la mitad del colectivo (el 56 %) considera que existen, y que son grandes o muy grandes en España en cualquier rango de edad; sin embargo, una proporción ligeramente menor (el 44 %) cree que son grandes o muy grandes entre la población joven. Destaca como muy notorio que el mayor señalamiento de desigualdad de género se dé entre las mujeres (66,9 % frente al 44,7 % de los hombres).
De hecho, el informe señala que uno de los aspectos más preocupantes de la pandemia tiene que ver con el agravamiento de las experiencias de violencia y acoso dentro de la pareja. Tal y como indican sus datos, en 2019 un 57,7 % de jóvenes no había experimentado este tipo de situaciones, mientras que en 2020 este porcentaje se ha reducido al 38,7 %.
En todo caso, han crecido significativamente las prácticas de control personal (del 14,2 % al 25,7 %), del teléfono móvil (del 16 % al 24,2 %), de decidir con quién se puede hablar (del 12,2 % al 16,1 %), y de impedir ver a los amigos/as (del 11,2 % al 14,2 %).
Aunque presenta un porcentaje más reducido, también es destacable el aumento de la sensación de miedo (del 7,3 % al 11,9 %), y los insultos y humillaciones (del 11 % al 13,3 %).
Por otro lado, atendiendo también a cuestiones de género, aparecen importantes diferencias entre hombres y mujeres. Las mujeres se sienten más discriminadas que los hombres en todos los indicadores, siendo especialmente relevante su percepción de la falta de derechos y libertades, y la mayor responsabilidad en las cargas familiares. Además, la sensación de tener más presión y exigencia para sacar adelante la vida es también mucho más alta entre las mujeres de 20 a 24 años, al igual que la vivencia de desigualdad frente a las responsabilidades y tareas familiares. Por su parte, la discriminación relativa al ejercicio de la libertad sexual es más alta entre las mujeres de 18 y 24 años, al igual que la discriminación en el trabajo o los estudios.
En definitiva, se indica en el informe que el grado de acuerdo con las afirmaciones recogidas sobre la discriminación de género, de nuevo, está enormemente influenciado por su condición de hombres o mujeres.
Así, entre las mujeres se destaca mayoritariamente que el hecho de ser mujer les expone a situaciones de violencia (6,62 de promedio sobre 10) y, en menor medida, que siempre serán discriminadas por ser mujer (4,15 frente al 3,04 de los hombres).
Los hombres, por su lado, señalan que se exagera con respecto a la discriminación de género (4,75), pero también están de acuerdo con que ser hombre les hace más fácil triunfar en la vida (4,12 frente a 3,31 en el caso de las mujeres).
Estas diferencias de valoración según el género se mantienen en todos los grupos de edad.
Por último, otros datos a destacar son de índole psicológica, donde también se han detectado diferencias en función del sexo.
Por ejemplo, las experiencias de malestar psicológico entre la juventud son moderadas, aunque entre las más mencionadas aparece el desánimo y la alteración de los ritmos vitales, especialmente entre las mujeres.
Las emociones negativas (incertidumbre, ansiedad y soledad) conviven con las positivas (esperanza, felicidad, tranquilidad), siendo el trabajo, los estudios y la situación económica las principales fuentes de estrés. También aparecen algunos problemas psicológicos, destacando la depresión y la ansiedad, en un porcentaje ligeramente superior entre las mujeres, y las ideas de suicido (alcanzan al 40 % de jóvenes en algún momento de su vida).