Informe Juventud en España 2020
“Una juventud solidaria, participativa, inconformista, digitalizada, concienciada con las desigualdades sociales y el cambio climático se enfrenta, por segunda vez en algo más de diez años, a una crisis que hace rebrotar los mismos problemas estructurales de siempre”. Así presenta el Instituto de la Juventud de España (INJUVE) su último estudio, el “Informe Juventud en España 2020”, sobre los y las jóvenes residentes en el país.
En él se muestran datos recabados a través de dos trabajos de campo sucesivos. El primero, “Encuesta INJUVE 2019”, recopiló 5265 cuestionarios semiestructurados para jóvenes residentes en España de entre 15 y 29 años, y se cerró en diciembre de ese mismo año, cuatro meses antes de que en España se declarara la pandemia de la COVID-19. “Sondeo COVID-19 (INJUVE 2020)” fue la segunda toma de datos que se realizó mediante 1202 entrevistas por vía telefónica a jóvenes de las mismas edades, en junio de 2020. Además, se actualizó con datos de otras investigaciones proporcionados por distintos organismos en 2021 y recopilados por el Observatorio de la Juventud del INJUVE. La comparación de resultados de todos ellos ha posibilitado obtener una radiografía del contexto juvenil para facilitar un diagnóstico exacto, con datos representativos, que permita entender correctamente la situación por la que atraviesan los y las jóvenes; y así, pueda contribuir en un diseño de políticas públicas basado en su realidad.
Nos encontramos con una juventud cada vez más reducida cuantitativamente con respecto de la población general, siendo España el segundo país con menos población joven de toda la Unión Europea, además de con mayor diversidad de procedencia y estructuras familiares nuevas.
En el ámbito educativo el problema se centra en la tasa de jóvenes que abandonan de manera anticipada la educación (16%), dato que asciende al 20,2% en el caso de los jóvenes varones, muy por encima de los siguientes países de nuestro entorno (EPA, 2020). Asimismo, el “Informe Juventud en España 2020” sostiene que la educación tiende a reproducir las diferencias de clase que, a su vez, influyen en el éxito educativo, y que se ha agudizado todavía más durante la pandemia.
En cuanto al mercado laboral, la tasa de jóvenes desempleados ya aumentó de manera drástica durante la crisis precedente (2008-2014), llegando a alcanzar en el año 2014 un valor de 58% entre los menores de 25 años. En el último trimestre de 2020, el INE registraba un 40,1%; 9,6 puntos más que en el mismo trimestre del año anterior, colocándose a la cabeza de Europa en desempleo juvenil.
La tendencia hacia la precarización de las condiciones del mercado laboral se evidencia, de acuerdo con la “Encuesta INJUVE 2019”, en que el 30,8% de la población encuestada trabajaba a tiempo parcial; y, aproximadamente, el 60% lo hacía de forma involuntaria, afectando más a las mujeres que a los hombres. No obstante, el 37,9% de la población joven empleada desearía trabajar más horas de las que actualmente trabaja.
Estas cifras convierten la emancipación y la maternidad en deseos aplazables o irrealizables.
Por otro lado, el ocio se traduce en el uso de internet, donde se constata que el 75% de la juventud está entre dos y tres horas diarias conectados a la red. Las actividades que realizan con más asiduidad son conectarse a las redes sociales, escuchar música y ver películas/series o consultar noticias.
Sin embargo, preocupa el acceso online y offline a los juegos de azar y/o apuestas deportivas (un 16,2% lo practica frecuentemente), destacando la masculinización del hábito y una vulnerabilidad que facilita su adicción.
Por otro lado, entre los intereses de la juventud se observa un descenso en las conversaciones sobre política en los últimos años. Aunque se manifiesta como una población preparada para afrontar temas sociales, no se sienten escuchados por los políticos.
No obstante, cabe destacar que en tiempos de la COVID-19, a pesar de que las repercusiones de la pandemia han provocado que un 32% de la juventud se haya visto psicológicamente afectada, en torno a la mitad recuperó interés político y participó en discusiones sobre ello, según recoge el “Sondeo COVID-19”. Además, casi el 50% ayudó a vecinos o gente que lo necesitaba durante la pandemia, lo que da muestra de su implicación política y social.
De hecho, entre los asuntos por los que más se movilizan destacan los relacionados con el cambio climático (14,9%), la educación (15,5%) o la violencia de género (38%), rechazando notoriamente las conductas machistas, a pesar de no reflejarse todavía por completo en la práctica. Por ejemplo, en el ámbito doméstico se mantienen desigualdades en las distribuciones de roles y, en cuanto a la sexualidad, la pornografía sigue funcionando como escuela para los jóvenes. Un 11% de las mujeres frente a un 5,4% de los hombres declara no haber estado convencidas de realizar algunas prácticas sexuales que, por otro lado, se inician más temprano (16,2 años; un año menos con respecto al “IJE 2016”).
La INJUVE sostiene que este estudio es una herramienta que permite alzar la voz juvenil para reclamar más inversión material, cultural y social que reconstruya el país, situando a los y las jóvenes en el centro, brindándoles la oportunidad de desarrollar su vida y sus capacidades en sociedad.